La Sociedad Rural Argentina (SRA), a través de su área de genética aplicada, acaba de firmar un convenio con el laboratorio estadounidense Neogen, con el objetivo de brindar servicios de genómica para las asociaciones locales de criadores de ganado. En diálogo con LA NACION, la jefa del laboratorio, Marcela Martínez, explicó los detalles del trabajo que está por comenzar y destacó su importancia para la producción.
“Hacía varios meses que veníamos en conversaciones con Neogen para terminar de cerrar un acuerdo que nos permitiera trabajar de manera conjunta”, señaló la especialista. “Hasta el momento, toda la parte de la organización ha sido excelente, pero todavía no empezamos a enviar muestras ni a recibir resultados”, agregó.
Martínez remarcó la importancia de que Neogen cuente con una sede en la Argentina, ya que eso facilita no solamente la recolección de las muestras, sino también los trámites de envíos al exterior, que es una limitante cuando se trata de trabajar con laboratorios de otros países.
“Nosotros hacemos la parte de recepción de las muestras y su acondicionamiento. Es decir, nos encargamos de recibir las solicitudes, de brindar los servicios que necesiten los criadores y de responder sus consultas. Una vez ahí, derivamos las muestras a Neogen y, pasado un tiempo prudencial, nos envían el perfil genético de cada animal que haya sido incluido”, explicó.
Una vez que está lista, la información le llega a las asociaciones locales, que hacen lo que se denomina test genómicos. “Consisten en la estimación de los caracteres de conformación o de salud a partir de la información genética de cada animal, lo que permite adelantar decisiones a tomar y seleccionarlos cuando tienen pocos meses de vida, y así quedarse con los que presentarían la mejor performance”.
El gran avance de la genómica es que permite ganar tiempo, sobre todo en ganadería. Según indicó Martínez, si el mismo procedimiento se realizara mediante una medición empírica tradicional, se debería esperar entre 5 y 7 años para lograr una exactitud adecuada que permita tomar una decisión de cría confiable.
“En una medición empírica, en cambio, una vez que el animal tiene descendientes, a estos se los pesa. De esa manera, se controla que sus valores sirvan y así evaluar la información que le transmitió el padre, lo que determina un valor para ese animal, cuya precisión dependerá, a su vez, del número de parientes que hayan sido medidos”, precisó.
Por otro lado, además de brindar genómica, la especialista indicó que estos sistemas también permiten evaluar otros datos, como las enfermedades que se transmiten de manera hereditaria entre los animales. “Es algo que las asociaciones han empezado a solicitar desde hace tiempo, para que los rodeos con los cuales trabajan se vean libres de esas enfermedades”, comentó.
Genotipado crudo
Martínez también destacó la importancia del “genotipado crudo” en el convenio firmado con Neogen. “Se trata de la información que obtiene el laboratorio estadounidense al leer la genética del animal, y que se envía luego directamente al país para que sea interpretada de manera local por algún genetistas argentino perteneciente a las asociaciones”, explicó.
“Es algo muy diferente a que te den el producto terminado, con el valor ya evaluado, que en todo caso puede servir como si fuera una foto, pero que luego no permite ser actualizado”, advirtió. Y agregó: “Algo que suele ocurrir es que un laboratorio del exterior hace evaluaciones propias con animales propios del lugar en el que se encuentra, y esas correlaciones no suelen ser muy precisas porque no toman en cuenta las poblaciones locales”.
“El genotipado crudo es clave, ya que al tener esa información sin interpretar, se la puede volver a evaluar año tras años, a medida que se va ampliando la base de datos. No es un producto que te lo den ya terminado, sino que te permite interpretarlo acá, con todo lo que eso significa”, concluyó Martínez.