Los porcicultores italianos están preocupados por el descubrimiento de la peste porcina en el norte de Europa. Los profesionales temen daños económicos significativos a las exportaciones agrícolas, algo que ya sucedió a causa de la pandemia de Covid-19.
A principios de este mes, se detectó un caso de este virus, que puede ser mortal para los cerdos pero no daña a los humanos, en un jabalí en la región de Piamonte, en el noroeste de Italia. La carne de este animal se utiliza en salsas para pasta, ya que son una presa popular para los cazadores y se han hecho populares en el gusto de los italianos.
Los ministros de salud y agricultura de Italia prohibieron la caza en bosques y parques en partes de Liguria y Piamonte para tratar de evitar que el virus se propague a más animales. Parte de estas dos regiones también ha sido declarada prohibida para ciclistas, corredores y entusiastas de la pesca. Además, durante los próximos meses está prohibida la recogida de setas y trufas.
El lobby agrícola italiano Confagricoltura dice que China, Japón, Taiwán y Kuwait ya han suspendido las importaciones de carne de cerdo italiana y que la vecina Suiza también ha impuesto algunas restricciones. Cada año, las exportaciones italianas de carne de cerdo y productos porcinos mueven 1,5 mil millones de euros, equivalentes a R$ 9,5 mil millones.
La autoridad europea de seguridad alimentaria dice que los cerdos sanos y los jabalíes a menudo se infectan, entre otros medios, por el contacto con animales infectados, incluidos los cerdos criados en libertad y los jabalíes. Debido a esto, otras regiones del norte de Italia están rechazando a los jabalíes del área afectada en un intento por salvar su propia producción de carne de cerdo.
La proliferación de jabalíes también ha afectado a las zonas urbanas, incluidos algunos barrios de la capital de Roma en los últimos años. Los animales rompen las barreras que rodean los parques en las afueras de la ciudad e invaden las calles para hurgar en la basura no recolectada en busca de alimento.
La productora italiana de Prosciutto di Parma (jamón de Parma) intenta calmar a los consumidores, alegando que el proceso de envejecimiento de su carne hace que el virus de la peste porcina africana sea inofensivo.