Las energías renovables ocupan un papel central en el sistema eléctrico nacional: el pasado año, han supuesto el 44% de la generación eléctrica total, según los datos de Red Eléctrica de España. Un peso que se seguirá incrementando en un futuro cercano, en virtud de las directrices nacionales y europeas que guían la senda de la energía hacia un modelo descarbonizado.
De todas las tecnologías renovables, la generación con biomasa suma ventajas que la convierten en esencial dentro del modelo energético del futuro, como ocurre con su gestionabilidad. Y, al mismo tiempo, se erige como una herramienta muy efectiva para fomentar el desarrollo de los territorios rurales y preservar el medio ambiente, gracias a la generación de empleo que supone y a su contribución a la prevención de incendios forestales.
Respecto a su importancia estratégica dentro del mix energético, la electricidad producida a partir de biomasa es la única fuente renovable de energía gestionable, de tal modo que no depende de factores variables como el viento o el agua. No se encuentra, por lo tanto, a merced de las circunstancias meteorológicas, como sí sucede con otras tecnologías, como la hidráulica, la eólica y la fotovoltaica, incapaces de aportar energía en ausencia de viento, agua embalsada o radiación solar.
La biomasa contribuye, por todo ello, a mantener un suministro estable y constante de energía en situaciones de aumento abrupto de demanda energética, como ha sucedido el pasado mes de enero con las borrascas invernales. Aporta estabilidad al precio de la energía eléctrica y es capaz de garantizar el suministro.
Otro efecto positivo de la generación con biomasa es su contribución a la mejora de la gestión forestal y, con ello, a la reducción de incendios en los montes. Un factor basado en el aprovechamiento sostenible de los restos vegetales, que son retirados y gestionados, evitando de esta manera la acumulación de material combustible en zonas de riesgo, así como su quema incontrolada. Se considera, por tanto, una estrategia eficiente y económica para tratar de reducir el riesgo de incendios y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
Ence impulsa esta tecnología para transformar el modelo energético y hacerlo más verde y sostenible. Tal es así, que esta compañía ha desarrollado un Decálogo para la Sostenibilidad de la Biomasa como Combustible, una iniciativa innovadora en la empresa española, puesta en marcha para garantizar su compromiso con la sostenibilidad en la utilización de la biomasa y el cuidado del medio ambiente en el aprovechamiento de esta fuente renovable de energía. El respeto del entorno natural, su compatibilidad con las prácticas agrícolas y silvícolas, así como la maximización de la eficiencia energética, entre otros, son aspectos que el Decálogo garantiza.
Ence cuenta con una capacidad de generación total de 266 MW en sus plantas de energía renovable, a los que se añaden 112 MW en sus plantas de cogeneración y generación con biomasa y lignina de sus biofábricas de celulosa. De hecho, esta compañía es el primer productor de energía renovable a partir de biomasa agroforestal en España, un país que cuenta con una gran disponibilidad de biomasa en montes y zonas de cultivo. Un gran potencial que la sociedad debe aprovechar.
La compañía ha cerrado acuerdos con varios gestores de restos vegetales en Madrid, para contribuir a la valorización de los restos vegetales que la borrasca “Filomena” ha dejado en la capital. Se calcula que más de un millón de árboles se han visto afectados en mayor o menor medida por la fuerte nevada, lo que ha dejado una gran cantidad de biomasa en parques y calles. Ence recibirá todos estos restos vegetales y los transformará en energía verde en sus plantas de generación con biomasa, lo que supone un ejemplo más de la contribución de la compañía a la economía circular.